Nacida en Praga en 1901

Milada Horáková fue una política checa y activista por los derechos humanos. Su historia es la de una mujer valiente y comprometida, que luchó por la democracia y los derechos humanos en un contexto histórico complejo y difícil.

Desde joven, Horáková mostró una gran inteligencia y curiosidad intelectual, estudiando filosofía y derecho en la Universidad Charles de Praga. En la década de 1920, se involucró en el movimiento femenino checo y comenzó a trabajar como abogada y defensora de los derechos de las mujeres. En 1927, se casó con Bohuslav Horák, un político y diplomático checo, y tuvieron dos hijos.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Horáková se unió a la Resistencia checa contra los nazis y trabajó como agente de enlace entre los grupos de resistencia. Después de la guerra, se convirtió en una política activa en Checoslovaquia y trabajó por los derechos humanos y la democracia.

En 1946, se unió al Partido Nacional Socialista Checo (CNS), que se oponía al régimen comunista. A pesar de su oposición al comunismo, Horáková defendió la idea de una coalición entre el CNS y los comunistas para formar un gobierno de unidad nacional.

En 1948, los comunistas tomaron el poder en Checoslovaquia, y comenzó la persecución política contra los opositores al régimen. Horáková se convirtió en una de las líderes de la oposición política, y fue arrestada junto con otros líderes del CNS en septiembre de ese año.

Horáková fue acusada falsamente de conspirar contra el Estado comunista, y fue sometida a un juicio sumario en el que no se le permitió tener un abogado de su elección. A pesar de su defensa valiente y clara, fue condenada a muerte y ejecutada en 1950.

La lucha de Horáková por la democracia y los derechos humanos la convirtieron en una figura importante en la historia de Checoslovaquia y en un símbolo de la lucha contra la opresión y la injusticia. Después de la Revolución de Terciopelo en 1989, su figura se convirtió en un símbolo de la resistencia contra el régimen comunista.

En 1990, fue rehabilitada póstumamente por el gobierno checoslovaco y recibió la Orden del León Blanco, la más alta distinción de la República Checa. También ha sido honrada por numerosas organizaciones internacionales por su lucha por la libertad y la democracia.

Además de su activismo político, Horáková también fue una defensora de la educación y la cultura. Fue miembro del consejo editorial de la revista cultural "Doba" y cofundadora de la revista "Ženský svět" (Mundo de las Mujeres). También escribió varios libros y ensayos sobre política y cultura.

 

 

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